¿Cómo se crea un Productor Musical?

La carrera como Productor Musical

Los tiempos están cambiando y cada vez existen más opciones de formación para aquellos que pretenden dedicarse profesionalmente al área de la producción musical. Por suerte el número de escuelas de formación en sonido e ingeniería musical es cada vez mayor en nuestro país y ya no es necesario tener que viajar a otros países para lograr abastecerse de experiencias musicales y sobretodo, para aumentar el número de horas trabajadas en un estudio de grabación profesional. La oferta cada vez es mayor y las nuevas generaciones tienen acceso a mejores y mayores oportunidades en el terreno de la grabación y del audio en general, sin olvidar tampoco el papel de la prensa y páginas web donde es posible encontrar un sinfín de contenidos casi al instante.
Pero, ¿es ésta la única manera en la que podemos llegar a convertirnos en un buen profesional de la producción musical? ¿es suficiente con la formación académica? Como sucede en la mayoría de procesos de formación y como en todas las carreras profesionales, hacen falta varios componentes más en la ecuación para que nos convirtamos finalmente en verdaderos productores musicales.
En mi caso, tuve la gran suerte de poder formarme en la prestigiosa escuela Berklee College of Music en Boston, hace ya más de 20 años. Es evidente que la vivencia fue muy constructiva y aconsejo a cualquiera que tenga la oportunidad que no deje de aprovecharla. Pero, si soy sincero y miro hacia atrás, hubieron muchas otras experiencias que enriquecieron mucho más mi carrera como productor musical que la académica.

Una de las épocas más beneficiosas y enriquecedoras para mi, e imagino que para muchos otros como yo, fue aquella en la que exprimí al máximo las únicas cuatro pistas que nos regalaban máquinas grabadoras como TASCAM o FOSTEX. Esas largas horas enfrente de una caja de plástico con potenciómetros, faders y botones fueron la base de lo que en un futuro sería una sólida profesión musical. Algo tan sencillo como una cinta de cassette podía generar el milagro de plasmar todas nuestras ideas al instante. El hecho de que tuviéramos que adaptarnos a esas cuatro pistas e incluso el hecho de tener que devanarnos los sesos para acabar haciendo ping-pongs y así poder añadir más elementos sonoros a las canciones hizo que nuestra mente se expandiera y lograra entender mejor cómo organizar el espectro sonoro. Claro ejemplo de esa época es el disco de Bruce Springsteen “Nebraska” (1982) grabado íntegramente con un TASCAM 144 4track cassette recorder.

Otra de las vivencias que, según mi opinión, es necesario vivir como productor musical es la de la música en directo. Los parámetros se expanden y se contraen cuando damos el salto del directo al estudio y viceversa. Estamos hablando, para ser más concretos, de la necesidad de formar parte de una banda en directo para tener la sensación interna de vivir las canciones y acabar entendiéndolas.Alguno de los mejores productores de la historia han sido músicos de directo y han acaparado años de experiencias en giras durante años. El hecho de encontrarse sumergido en medio de un concierto noche tras noche hace que nuestro sentido musical sea cada vez más certero y coherente. Conceptos como “groove”, ir “delante” o “detrás” del tempo, coherencia estructural de las canciones e incluso aspectos como afinación y mezcla pueden llegar a ser mucho más evidentes en directo que no en estudio.

Y para acabar, cómo no, existe también esa parte social, ese lado humano que tenemos que aprender a trabajar en nosotros mismos para lograr ser buenos profesionales. Sobra decir que debemos entender que nuestra labor como productores es, al fin y al cabo, prestar un servicio musical a un cliente. Como en cualquier otra profesión debemos estar siempre expectantes y abiertos a lo que nuestro cliente final desea. Hoy en día es necesario entender bien las relaciones sociales y saber adaptarse a cualquier situación para salir airoso habiendo conseguido los objetivos finales en nuestro trabajo. Y en producción musical eso se traduce en que nuestros clientes, una vez hayamos terminado nuestro trabajo, acaben hablando bien de nosotros como personas y de nuestra labor como productores.

En definitiva y como en tantas ocasiones se ha descrito, el periodo de formación académica en una carrera profesional es de vital importancia. Aunque son muchas más las experiencias que finalmente acaban creando a un productor musical.

Pau Sastre

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